CULTURA

Trabajo y disciplina, esenciales para lograr una obra: Rogelio Guedea

El poeta, narrador, ensayista y profesor-investigador de la UdeC, comparte lo que ha significado para él su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua como miembro correspondiente en Colima.


Para Rogelio Guedea, poeta, narrador, ensayista y profesor-investigador de la Universidad de Colima, su nombramiento como miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) “es la confirmación de que si trabajas con disciplina, perseverancia y pasión en un proyecto específico y con objetivos muy específicos, al final del día puedes ver cristalizados tus sueños”.

Estos sueños, en su caso, “serían realizar una obra y construir, tanto en lo literario como en lo académico, ciertos universos y contribuir además en un ámbito determinado de la literatura, la crítica y la investigación”.

“Me doy cuenta –añadió en entrevista–, ahora que veo alumnos o gente conocida, que muchos de ellos se quedaron en el ámbito de la planeación o de intentar conseguir cosas importantes o significativas, pero sin tener la conciencia de que había que trabajar. Puedes tener talento, que es fundamental, pero también debe haber trabajo, disciplina, constancia e incluso templanza o fortaleza para asimilar las muchas decepciones, porque detrás de cuatro síes hay mínimo 200 rechazos”.

Luego de casi un año de que el maestro Felipe Garrido propusiera a la Academia su candidatura, y de ir superando los trámites y las evaluaciones internas, Rogelio Guedea fue aceptado por unanimidad como académico correspondiente de este organismo y el próximo año dará su discurso de ingreso.

Rogelio Guedea sería el segundo intelectual y artista nacido en Colima, después de Balbino Dávalos, en formar parte de la AML. Por parte de la Universidad de Colima está también la doctora Gloria Ignacia Vergara Mendoza, nacida en Michoacán, quien en 2011 fue nombrada académica correspondiente en Colima de este organismo, que depende de la Secretaría de Educación Pública.

Tras su ingreso oficial, el pasado once de abril, Rogelio Guedea dice que ya puede comenzar a trabajar con los miembros, tanto de número como correspondientes de la AML, sobre todo con amigos suyos como Alejandro Higashi y los poetas Eduardo Lizalde y Jaime Labastida.

Le interesa, dijo, trabajar proyectos editoriales dentro de la Academia, ediciones críticas, especialmente de poesía. También le han dicho que podría estar coordinando los trabajos de los académicos correspondientes de todo el país, para que tengan una mayor vinculación con este organismo; “quisiera impulsar proyectos que tengan que ver con la poesía mexicana, crear un corpus crítico todavía más fuerte, porque la presencia de los poetas en la Academia no es tan grande como parece”.

Otro de sus planes al ingresar a la Academia es formar estudiantes, ya que ahora es profesor en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima y trabaja como investigador en el Centro Universitario de Investigaciones Sociales, “sobre todo los que vea destacados o que les interesa mucho el tema y que puedan trabajar en proyectos así, en una edición crítica de tal o cual poeta; ellos pueden involucrarse, trabajar y cubrir sus prácticas profesionales o hacer sus tesis”.

Asegura que una de las enseñanzas que quiere transmitirles a sus alumnos y a sus hijos es la de seguir trabajando pese a los obstáculos. Aquí citó una frase del autor de “Las uvas de la ira”, “La perla” y “Al este del edén”, Johan Steinbeck, quien decía en uno de sus cuadernos de trabajo: “Never give it up, nunca de rindas”, frase que se ha repetido a lo largo de su vida creativa. “Me ha quedado muy claro, entonces, no desistir, no renunciar, no darte por vencido, aguantar el rechazo, la revocación, y continuar persistiendo”.

Si persistes, dijo, “se llegan a lograr cosas, sin que eso te obsesione, claro, porque hay que conocer también tus limitaciones; no cometer la locura de compararme con un Alfonso Reyes o un Octavio Paz, hombres geniales, porque si no, me voy a volver loco. Conocer tus limitaciones, seguir trabajando, que sea el camino el fin mismo de lo que haces y que lo que vayas consiguiendo lo disfrutes para no caer en crisis tremendas, depresión o ansiedad. Concéntrate en el camino y olvida lo demás”.

Por último, dijo que lo que más valora de su ingreso a la AML es estar en contacto con personas de la talla de Eduardo Lizalde, Jaime Labastida, Vicente Quirarte o Gonzalo Celorio. “Para mí, el mayor logro es no perder nunca la capacidad de saber que siempre puedes aprender más, porque en el momento que dices, ‘yo ya estoy bien, ya sé, ya manejo esto o lo otro…’ Tiene que ver mucho la curiosidad del niño, el siempre estar investigando, conocer nuevas cosas, el siempre tener esta mirada como infantil, que es una gran tabla de salvación”.


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Mayo 13, 2019