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COLABORACIONES

NOS AGOBIA LA VIOLENCIA Y LA MUERTE A LOS DIARISTAS

Mayo 17, 2017

Resulta imposible pretender omitir los comentarios en torno a sucesos que tienen harta a la sociedad, porque deseamos acciones que cambien el panorama de incertidumbre, de zozobra, de temor, de angustia, de miedo, en que vivimos en más de la mitad del territorio mexicano, aunque oficialmente se desmienta a quienes nos calificaron como el segundo país más violento.
Día a día se suman los acontecimientos negativos. La violencia está a la orden del día. Circular por las carreteras federales y por las interestatales, es peligroso. Ya no solamente operan los de la llamada delincuencia organizada, los narcos, sino grupos delincuenciales de sujetos encapuchados. Niños, niñas, jóvenes, mujeres con bebés en brazos, son llevados a realizar bloqueos de caminos y no reparan en riesgos e inclusive se enfrentan lo mismo a policías que a militares y marinos.
El desempeño de los reporteros, los diaristas que andan en la caza de las noticias o dedican su tiempo en la investigación periodística de las actividades criminales, es una de las tareas más peligrosas. En este año son ya seis los colegas asesinados y muchos los amenazados por la delincuencia. El ejercicio del diarismo informativo está convertido en un reto a la vida, porque lo mismo es atacado quien no acepta las presiones, como lo es quien se ve obligado, bajo amenazas, a decir sí. Los delincuentes actúan, a sabiendas de que operan con impunidad, gracias a la ineptitud de las muchas corporaciones policíacas que hay en toda la República.
Chihuahua, Sinaloa, Jalisco, Guerrero y Veracruz, entre otras entidades, son los escenarios de los últimos sucesos sangrientos en que el gremio periodístico ha sufrido las bajas y donde los delincuentes secuestraron a reporteros, los despojaron de sus instrumentos de trabajo y les advirtieron que no opusieran resistencia “porque quemamos las camionetas”.
De inmediato las autoridades condenan los hechos, abren las carpetas de investigación y nos aseguran que todo llegará “a sus últimas consecuencias”. Hasta ahora no sabemos que se haya identificado a los asesinos de los diaristas en ninguno de los crímenes. Nada está aclarado. Los autores materiales de los asesinatos se mantienen en sus escondites y, se dice, los ejecutores de las órdenes tienen previamente todas las facilidades para huir, sin dejar huella alguna.
Si existe el servicio de inteligencia en nuestro país, la verdad es que sigue fallando y es patente la nula coordinación en los tres niveles de gobierno. No hay una explicación respecto a las funciones del Gabinete de Seguridad. Reuniones casi permanentes, pero las acciones que emprenden, los acuerdos que toman, las decisiones que aprueban, no arrojan resultados positivos. Cuando menos en 20 Estados y en la misma Ciudad de México, la violencia es manifiesta, la inseguridad reina en todas las zonas. Tamaulipas, que no es el único caso, lleva 10 años de no tener paz, de constantes enfrentamientos entre los narcotraficantes y las fuerzas públicas.
En el transcurso de los primeros 16 años y 5 meses de este Siglo XXI, cuando los avances tecnológicos, han transformado, revolucionado, al mundo, México está viviendo la peor etapa de su historia. Hace falta un gobernante con mano dura, con energía para actuar, con decisión para que se cumpla con la Ley. No estamos por la violación de los Derechos Humanos, pero no debe aceptarse que “estemos acostumbrados” a las diarias noticias de los asesinatos, como está ocurriendo. Tal parece que “nos da lo mismo” y somos indiferentes al dolor que viven decenas de familias al ser blanco de la delincuencia organizada y de la no organizada.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Podrá darse una real y verdadera coordinación entre los gobiernos federal, estatales y municipales, aunados con la sociedad, para formular una estrategia definitiva?
jherrerav@live.com.mx

Jorge Herrera Valenzuela

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