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COLABORACIONES

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Marzo 28, 2017

Si los priistas colimenses quieren cooperar con la campaña de Del Mazo, que dejen la construcción de la sede estatal para después.


Adalberto Carvajal



La presencia de Ignacio Peralta en el arranque de campaña del candidato del PRI a la gubernatura del estado de México, Alfredo del Mazo Maza, debe haber alegrado a aquellos priistas de Colima que, según comentaban cada vez más abiertamente, no veían en el mandatario estatal un compromiso con el partido que aportó la mayoría de los votos con los que Nacho fue electo.

Por tener un gabinete plural (con varios integrantes salidos directamente de las filas del PAN y un antiguo cuadro del PRD) y haber privilegiado el equilibrio financiero a la costumbre de pagar con la nómina los méritos de campaña, el votante duro del PRI ha visto hasta ahora al “primer priista del estado” como una figura más bien distante.

No olvidemos la broma que circuló durante las campañas ordinaria y extraordinaria, respecto a que un político con mañas de priista jugaba como candidato del PAN, mientras que un político con alma de panista competía con los colores del Partido Revolucionario Institucional.

Pese a ese poco ADN tricolor que supuestamente hay en su sangre (blanqui) azul, Peralta Sánchez estará en algunos otros de los actos de campaña del PRI en los estados que este año tendrán elecciones de gobernador.

Y aunque la crítica por estas ausencias, mientras la violencia criminal azota al estado, son válidas, lo cierto es que son nuevas rayas al tigre. Buena parte de la gestión de José Ignacio la hace fuera de Colima: en la ciudad de México, la sede circunstancial de la Conferencia de Gobernadores y en reuniones nacionales o regionales de Seguridad u otros temas estratégicos. Que se ausente para ir a tomarse la foto con el abanderado del PRI en el Edomex o para asistir a un concierto de Miguel Bosé, no tiene la menor importancia.

No deja de ser curioso, sin embargo, que a un partido que promovió sanciones del Tribunal Electoral a los alcaldes de Cuauhtémoc y Tecomán bajo el principio de que un gobernante nunca deja de estar en funciones (ni siquiera en fin de semana) y, por lo tanto, Rafael Mendoza y Lupillo García Negrete cometieron delitos electorales cuando se presentaron a un acto de campaña, no le moleste cuando el gobernador de Colima acude a un acto del PRI (o del Verde y eventualmente del Panal) aquí en el estado o en otra entidad.

Sin embargo, no es el empleo en tareas de partido del tiempo que debería dedicar completamente a gobernar lo que me preocupa, sino la probable inversión de recursos públicos. Aunque tengo confianza en la sensatez de Nacho.

Dada la situación financiera del gobierno estatal, la recesión económica que sufre la entidad como consecuencia de un programa de austeridad y reducción del gasto diseñado para reducir el déficit fiscal, Ignacio Peralta será sin duda el primer gobernador de un estado priista que no le aporte un centavo a las campañas de los candidatos del Revolucionario Institucional en otros estados.

No podría ser de otra manera, no puede tomar el dinero que se ahorró en este año y meses que llevan Carlos Noriega y Kristian Meiners controlando la caja y el presupuesto, meterlo en maletas y mandarlas con un propio al Estado de México como si fueran recursos a fondo perdido.

Sería criminal que el dinero que le ha hecho falta a los colimenses, como circulante y como derrama, se gastara en campañas como la del Edomex, en la que el PRI echará la casa por la ventana mas no para hacer ganar a Alfredo del Mazo (en el tricolor no hay santos como para hacer milagros), sino para impedir que Morena se haga de la gubernatura mexiquense como primer paso en la carrera de Andrés Manuel López Obrador por la Presidencia de la República en 2018.

Qué importa que el gobierno de Eruviel Ávila le haya aportado dinero a la campaña del propio Ignacio Peralta, me vale si el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza pase la charola, Colima tendría que ser el primer estado priista que no corresponda a esas presuntas obligaciones partidistas.

Insisto, no puede ser de otra manera. Si los priistas colimenses sienten el compromiso de cooperar con la campaña de Del Mazo, que aporten de su bolsillo, que se los descuenten del sueldo o que dejen la construcción de la sede estatal para después. Ah, pero que todas estas aportaciones las hagan con transparencia, porque los partidos políticos son entidades de interés público.

ADALBERTO CARVAJAL

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